¿Por qué decidí ser pediatra?
La respuesta fácil: “porque me gustan los niños”, si claro, a la mayoría nos gustan los niños, su alegría, su inocencia, su risa y sus juegos, pero al decir que nos gustan los niños, es porque nos gusta verlos sanos. Pero ser Pediatra tiene un lado difícil, significa ver a los niños enfermos y tristes, son niños que dejan de jugar, de sonreír y que al revisarlos lloran, se angustian, se estresan. Sin embargo, el ser pediatra me permite ayudarlos a sentirse mejor, recuperar su salud y alegría. Es una gran responsabilidad, acompañar a la familia en el proceso de recuperación de alguna enfermedad, en la crianza y además ser un guía en el desarrollo y crecimiento de los niños y niñas, y eso brinda grandes alegrías y satisfacciones.
- Equidad: en el acceso a los recursos y servicios sin distinción de género, grupo social, ideología y credo.
- Ética: mantener una conducta transparente, honesta y ocupada por el confort de todas las personas con las que interactuamos.
- Compromiso: desarrollar todas las tareas, enfocando el esfuerzo en brindar atención de calidad a nuestros pacientes y su familia.
- Eficiencia: lograr los objetivos utilizando procesos y métodos de trabajo que optimicen el desempeño con la mejor utilización de los recursos.
- Innovación: buscar constantemente formas de ser más eficientes y gestionar cambios para ofrecer una mejor solución para los niños y sus padres